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miércoles, 29 de noviembre de 2017

MEGACOOKIE DE SARA

Hoy llego a casa más bien tarde. Me asomo a la mesa del comedor y diviso lo que parece ser el tupé de mi hijo encima de un cuenco formato plaza de toros.
-Hola, hijo. ¿Qué comes?
-Hola, mamá. Glumpffff...glumpffffff... arroz y carne.
-En cantidades exportables, por lo que veo. ¿Tú vas a poder con todo eso?
-Glllmpppp.... Pues a ver qué remedio. Es que he empezado una dieta hiperproteica. Por el gimnasio. Así que necesitaré que compres más carne de lo normal y otras cosillas....glllmmppp.
Acabáramos. Yo sabía que antes o después este momento llegaría, y desde luego esto es la ruina de una casa. Tengo en el congelador carne para alimentar a todas las fieras de un circo, y en la despensa avena para surtir a las caballerizas de la Guardia Real, así como arroz y pasta suficientes para sustentar tres campamentos de verano. Algunas veces me levanto por las mañanas y sale de la cocina un aroma a churrasquería argentina que puede resultar muy apetitoso..... a cualquier otra hora del día. Porque yo soy más de café y tostadita, muy clásica, y un filetazo en el desayuno, como que no te entra. Este niño va a conseguir que me haga vegetariana: le he cogido un asco a la carne a la plancha que no la puedo ni ver. Total, que en mi casa reinan la anarquia y el desgobierno culinarios: mi marido y yo somos los únicos que comen de un modo razonable, el mayor se ha declarado república independiente gastronómica y se hace sus comistrajos cuando y como le conviene, y el pequeño, Mr. Cachas, no da descanso a la parrilla de asar; con lo cual mi cocina es un jubileo las veinticuatro horas del día. Y ¿quién friega platos tres o cuatro veces al día?  ¿Quiéééén? Lo habéis adivinado: la tonta que suscribe. A ver, si no.
Sé muy bien que no debería permitir esto. Pero, para ponerme firme, tengo que empezar por estar de cuerpo presente; y últimamente ando con mi (primera) jornada laboral (lo que se viene llamando ejercer la abogacía) de cabeza, con lo cual mi (segunda) jornada laboral (lo que se viene llamando la cuerpo de casa) se ve bastante perjudicada. Y qué queréis, yo ya cogí la capa de Wonder Woman y la eché al contenedor de Madre Coraje, que una no da más de sí. Hay que establecer prioridades, aunque en mi casa no se han enterado:
-Mamá, que no me queda champú.
-Pues apúntalo en la pizarra de la cocina y coge jabón verde.
-Mamá, que se me ha gastado el bonobús.
-Pues te vas andando, que estás muy nuevo.
-Mamá, que en mi cuarto hay arañas.
-¿Arañas? En tu cuarto lo que van a salir son dragones de Komodo, ¡so guarro!. ¿Seguro que los jerbos están vivos?
-Que sí, mamá. Que comen, que yo los oigo por la noche.
-Que comen...... si no tendrán ni oxígeno, los animalitos. Las arañas las matas tú, que en tu cuarto no se puede entrar sin vacunarse. No te fastidia.
Os extraña la ausencia de frases que empiecen por "papá", ¿verdad? Ya sabéis quién es la blanda....
Y ésta, queridos amigos, es la triste historia de mi vida cotidiana. Una última recomendación a los que tenéis hijos pequeños: miraos en mi espejo y sed duros como un fiscal general. Que luego pasa lo que pasa....
Os paso esta receta que me dio Sara, la novia de nuestro sobrino Pablo, y que es extremadamente peligrosa, porque se come a trozos y, pellizquito a pellizquito, como quien no quiere la cosa, te pones las botas. Sin duda alguna, es adictiva.....
Ingredientes:
-115 gramos de mantequilla.
-150 gramos de melaza y 50 gramos de azúcar moreno. (La melaza no es lo mismo que la miel de caña, es mucho más cremosa. La hay en El Corte Inglés y en Carrefour)
-200 gramos de harina de repostería.
-Un huevo.
-Una cucharadita de levadura de repostería.
-Una cucharadita de canela molida.
-Una cucharadita de extracto de vainilla.
- Nueces pecanas peladas y pastillas de chocolate.
Precalentamos el horno a 180º. Se mezcla todo, menos las nueces y el chocolate, integrando bien. Se pone la masa en un molde con poco fondo, poniendo en la base un papel de horno (eso que nos ahorramos de fregoteo). Ponemos por encima artisticamente las nueces y las pastillas de chocolate, y al horno 20 minutos. Luego apagamos y dejamos dentro 10 minutos más. Se saca este prodigio y se pone sobre una rejilla para que enfríe sin condensar el vapor. Y podéis ir en paz, hermanos....

Feliz semana a todos.

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